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Una rigurosa ceremonia donde cada detalle representó un símbolo de las Coreas

La jornada de la histórica cumbre este jueves entre el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, fue planificada al milímetro de principio a fin por los equipos de ambas naciones, que trabajaron teniendo en cuenta detalles estrictos del ancestral protocolo oriental.

Cada actividad quedó cargada de simbolismo. La mesa del encuentro, por ejemplo, fue construida con la forma de un óvalo para reducir entre los participantes “la distancia psicológica” que genera la división de la península. En su parte central mide exactamente 2.018 milímetros de ancho, un número que representa el año de la histórica cita. También la separación entre las sillas de los mandatarios fue calculada y establecida en 2.018 milímetros.

Entre las sesiones matutina y vespertina, Kim y Moon plantaron un árbol junto a un camino que en su época utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong (norcoreano de nacimiento), para visitar su pueblo natal y donar un millar de vacas a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los noventa.